Tengo un reproche que hacerle al mundo.
Lo culpo por haber desatado sobre mi, toda la furia
de este mal incurable, de esta patología del espíritu:
El doble don de la sensibilidad suficiente para apreciar las cosas buenas y sencillas,
y la absoluta incapacidad de disfrutar de ellas.
No es la vida la que me mata, no;
es la vida toda
y la conciencia extrema de ella.
Primero maldigo.
Luego reclamo un poco de atención:
Dimito como ser humano.
1 comentario:
Don't, you're a great one
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