domingo, 1 de marzo de 2009

Cartas demenciales (parte 1)



En los peores momentos de mi vida escribí lo que llamo las cartas mas demenciales de mi vida, porque no tiene mucha coherencia y son puros sentimientos y pensamientos plasmados con la influencia total de  Henry Miller y si que me quedaron dementes (aquí debería reír pero recuerdo esos días y no son nada graciosos) es la primera parte.



   …como si no esperar mas de mi mas que decepciones pensé para mis adentros, no te deseo a ti ni nada de ti, muerta o viva. Yo me había convertido en un fantasma que se movía en el vació, y solo pensaba, en la próxima vida seré un buitre que se alimente de carroña suculenta. Su ausencia me aniquila, estoy enfermo de amor, y solo quiero lamerle la carne de los huesos. Un día reuniré el valor y le volare los testículos con una escopeta delante de ella. La tristeza que ella creaba a su alrededor era superior a mis fuerzas. Allí fue donde escribí las cartas mas demenciales que he redactado en mi vida tuvieran o no sentido.
 Ella sabia que estaba destinado a destruir, y que al final la destruiría también a ella.
Cada palabra que pronunciaba me hacia hervir la sangre , no podía haber escogido un momento mas favorable ni un critico mas benévolo.
Los amigos están en su elemento, en los momentos de derrota.
¿Crees que podrías conocer algún día a  una mujer que pudiera cambiar toda tu vida?
¿Cómo puedes hacer entender a otra persona lo que realmente te ocurre por dentro?
Las lágrimas son mas fáciles de soportar que la alegría. La alegría pone violentos a los demás. La alegría es destructiva. La alegría se basa en algo demasiado profundo como para ser entendido y comunicado. Estar alegre es ser un loco en un mundo de fantasmas tristes  y fue cuando entendí que amar no era un crimen, lo verdaderamente criminal es hacer creer a una persona que es la única a la que amas o puedes amar.

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